El autocuidado es una práctica estimulada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que refiere a una actitud activa y responsable con respecto a la calidad de vida.
El autocuidado debe estar vinculado a la teoría de la prevención de la salud, y cuánto contribuye a mejorar la calidad de vida de las personas, además de ayudar a la sostenibilidad financiera del sistema de salud.
Si se extendiera la práctica del autocuidado, el ahorro en la economía en materia de salud sería considerable. El dinero invertido en consultas médicas no necesarias y en la atención de enfermedades no graves en las salas de emergencia y los centros de atención primaria, podría utilizarse en otras necesidades médicas. Generaríamos un modelo de sistema sanitario más sustentable y eficiente.
La utilización responsable de medicamentos de venta libre (OTC), no solo genera una disminución sustancial de los costos para el sistema de salud, sino que además optimiza los recursos gubernamentales; disminuye los costos para los usuarios; y mejora la calidad de vida con productos destinados a reducir el riesgo de enfermedades, y esto también es parte fundamental del autocuidado.
Cuida tu alimentación
“Somos lo que comemos” Alimentarnos de forma adecuada tiene un gran impacto en nuestra calidad de vida: significa aportar a nuestro organismo todos los nutrientes que necesita para su funcionamiento óptimo y, además, nos ayuda a mantenernos en nuestro peso, lo que reduce el riesgo de enfermedades como la obesidad, y los riesgos asociados a ella como enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2 o el colesterol alto.
Toma nota de estos sencillos hábitos que te ayudarán a comer saludable:
Consume frutas, vegetales y granos integrales
Come siempre a las mismas horas.
Desayuna todos los días
Evita picotear entre horas
Reduce el consumo de sal y de azúcar
Mantén tu organismo hidratado
Sustituye las grasas trans y saturadas por las poliinsaturadas
Cuidado con el alcohol
¿Sabes que el alcohol causa cada año 3 millones de muertes en todo el mundo? Esta cifra, recogida en informes de la OMS, da fe de los efectos tan nocivos que tiene el abuso de esta sustancia que, además, está asociada a más de 200 patologías y al desarrollo de trastornos mentales y del comportamiento.
Si consumes alcohol, lo mejor es hacerlo de forma moderada, es decir, no tomes más de una unidad diaria si eres mujer adulta o varón mayor de 65 años, o más de dos si eres hombre adulto menor de 65 años. Una unidad de bebida equivale a un vaso de cerveza de tamaño medio o a una copa de vino. Entre todos los consejos de salud, este supondrá un cambio increíble en tu vida.
Si presentas una enfermedad reumática y tienes medicamentos, recuerda que los medicamentos se metabolizan en el hígado y el alcohol es el principal hepatotoxico nunca se deben combinar.
Deja de fumar
El tabaquismo está vinculado a numerosas patologías, desde las cataratas oculares hasta el cáncer, cuyo riesgo se dobla en quienes tienen este hábito, y llega a cuadruplicarse en los fumadores empedernidos.
Además, es responsable de más del 90% de muertes por enfermedades de obstrucción pulmonar crónica y aumenta el riesgo cardiopatías y problemas cerebrovasculares.
Si fumas, debes ser consciente de que, además de estar dañando gravemente tu salud, también estás perjudicando la de los que te rodean, pues inhalan el humo de los cigarrillos y todas sus sustancias tóxicas de forma pasiva.
Practica algún deporte o realiza alguna actividad física
El deporte es uno de los pilares de los estilos de vida saludables. Si crees que no tienes tiempo o que tu forma física no es la adecuada, no te preocupes. El deporte está al alcance de cualquiera. Practicar diariamente una actividad física moderada y a largo plazo, como puede ser caminar a buen ritmo durante 30 minutos, tiene numerosos beneficios para la salud:
Te ayuda a mantenerte en tu peso
Contribuye a controlar el nivel de azúcar en sangre y reduce el riesgo de enfermedades coronarias.
Favorece la calidad del sueño.
Reduce el riesgo de muerte prematura.
Aumenta la autoestima y mejora la depresión.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha actualizado sus recomendaciones sobre la actividad física en el mundo y aconseja a los adultos que dediquen entre 150 y 300 minutos de actividad aeróbica moderada a vigorosa cada semana, incluidos quienes tienen alguna enfermedad crónica o discapacidad.
Toma nota de estos consejos para incluir el deporte en tu rutina de autocuidado:
Aprovecha para hacer deporte con pequeños cambios en tu rutina: por ejemplo, sube escaleras en vez de tomar el ascensor.
Si permaneces muchas horas sentado, levántate cada 60 minutos y camina un poco para mantener activos tus músculos.
Ve aumentando paulatinamente la intensidad del deporte que practiques. Aprende a escuchar tu cuerpo, y trata de no forzarlo.
Respira por la nariz para prevenir el flato.
Elige un equipo adecuado al deporte que practicas. Un buen calzado es fundamental, así como ropa transpirable.
Cuida tu higiene
Aunque no puedas verlos, todo lo que te rodea está lleno de microorganismos y algunos de ellos son capaces de originar enfermedades. Por eso es muy importante mantener una buena higiene personal y limpieza del hogar. Algunos consejos básicos son:
Lávate las manos cuando llegues a casa, antes de comer y cuando hayas estado en contacto con animales.
Dúchate diariamente, para controlar los gérmenes que puedan afectar a tu piel. En concreto, es importante que lo hagas tras practicar ejercicio físico, ya que este favorece la sudoración y el contacto con bacterias presentes en las superficies con las que nuestra piel entra en contacto.
Duerme bien
Todas las funciones de nuestro organismo se ven afectadas por la falta de sueño: desde el sistema hormonal, el inmunitario o el respiratorio hasta la presión arterial o la salud cardiovascular.
Además, varias investigaciones señalan que no dormir de forma adecuada puede aumentar el riesgo de obesidad, infecciones y enfermedades coronarias.
Para poder dormir mejor, te recomendamos que implantes estos hábitos:
Ten un horario regular para irte a la cama y levantarte.
Vincula alguna rutina al momento de irte a dormir. Pueden ser acciones sencillas como lavarse los dientes, tomar un baño o leer.
Practica ejercicio físico, pero intenta no hacerlo justo antes de irte a dormir.
No tomes estimulantes como café u otras bebidas con cafeína a partir de las 4 de la tarde.
Duerme con ropa cómoda, en una habitación oscura y silenciosa.
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Fuente: Veritas
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